22 de septiembre de 2008


HERENCIA

In memoriam

Nunca conocí a mi abuelo
dicen que bebía

bebía y tenía la habilidad
de recuperar el tiempo
en relojes operados
a corazón abierto.
Lo imagino con la copa alzada

borracho, bailando
el tango eterno de los segunderos.
Sólo así se explica
este gusto por la melancolía
que ha llegado hasta mi sangre.
Porque quizás la poesía
sea marcar el ritmo
de la vida que pasa
confirmando nuestra soledad.
Porque así se escribe mi historia
desde los días
en que el vinilo eran
canciones tristes
en medio de la niebla.

Por eso baila
baila mi poeta
bebe y deja el legado
de los ebrios relojes
que a la muerte abandonaron.


(Fícpolis)

1 comentario:

barton dijo...

Uno de los poemas más hermosos que jamás leí.